Riesgos potenciales asociados con el uso de conservantes de benzoato
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El benzoato de sodio (E211) y el sorbato de potasio (E202) se utilizan desde hace tiempo para la conservación de bebidas a escala industrial, aunque actualmente el sorbato de potasio es la opción preferida para la mayoría de los fabricantes de refrescos.
Esto se debe en parte al descubrimiento de que el benzoato puede contribuir a la formación de trazas de benceno, un carcinógeno, en las bebidas. Se cree que este benceno se forma como resultado de una reacción entre el benzoato y el ácido ascórbico, catalizada por radicales libres. Sin embargo, el uso de sorbato de potasio en lugar de benzoatos también puede aportar otras ventajas.
En los niños, una alta ingesta de benzoato de sodio puede estar asociada con asma, alergias o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Se ha comprobado que el benzoato influye en las funciones cognitivas.
El benzoato actúa como inhibidor competitivo de la enzima D-aminoácido oxidasa (DAAO), reduciendo su actividad y, por lo tanto, disminuyendo la degradación de la D-serina. Esto puede aumentar la actividad de los receptores de N-metil-D-aspartato (NMDA) en el cerebro.
Una alta ingesta de benzoato también puede causar deficiencia de glicina, y la falta de glicina generalmente tiene un impacto negativo en la neuroquímica del cerebro. Por lo tanto, existen fundamentos sólidos para sospechar que el benzoato en los alimentos puede ejercer efectos neuromoduladores (estado de ánimo, aprendizaje y personalidad) y afectar al desarrollo de la hiperactividad en los niños.